Anticoncepción natural II

Continuación de la entrada Anticoncepción natural I.

Método del calendario.

Kyusaku Ogino fue un delgado ginecólogo japonés que, en los locos años 20, llegó a la conclusión de que la ovulación sucedía entre 10 y 16 días antes de la siguiente menstruación. Gracias a su experiencia profesional supo, ademásque el ciclo o secuencia que seguían ovulación y menstruación era casi siempre invariable y fiable en cada mujer, salvo algunas excepciones. En este caso, después de medir durante varios meses la duración de los ciclos menstruales, empezando por el día del primer sangrado, y hacer una media, puede estimarse con cierta fiabilidad el momento de la ovulación y así establecerse los días fértiles e infértiles del mes. Si la ovulación sucede entre 10 y 16 días antes del sangrado, se hace un cálculo a la larga y se restan 18 días del ciclo más corto registrado para establecer el inicio del período fértil y 11 del ciclo más largo registrado para establecer su fin. Por ejemplo:

·      Efigenia ha contado durante 8 meses los días de cada uno de sus ciclos, y ha llegado a la conclusión de que duran, siempre, entre 27 y 30 días.

·         Su etapa fértil empieza el día 9 de cada ciclo. (27 – 18 = 9).

·         Su etapa fértil termina el día 19 de cada ciclo. (30 -11 = 19).

·         Efigenia y su pareja tendrían prohibido realizar el coito entre los días 9 y 19 de cada ciclo.

En realidad, pese a tener un ciclo increíblemente regular y llevar a cabo el método con cálculos milimétricos, nada garantiza que vaya a funcionar. Tan solo es muchísimo más probable no quedarse embarazados si se realiza el coito en la etapa infértil. A algunas parejas les puede servir perfectamente durante años y a otras fallarle en el primer intento. En cualquier caso, su utilización requiere de formación. Es decir, leer esta entrada no es suficiente información para lanzarse a utilizar el método con la seguridad de que vaya a funcionar. Como siempre, lo mejor es consultar con un especialista (ginecólogo/a – sexólogo/a) cara a cara.

La efectividad del método, como hemos dicho, depende casi en su totalidad de la regularidad del ciclo. Esto hace que tenga un índice de Pearl muy variable, de en torno a 1 – 40%.

Método sintotérmico.

Esto es la mixtura, suma, combinación o fusión de cada uno de los 3 métodos anteriores. Pueden usarse por parejas (temperatura basal + moco cervical) o los tres a la vez, por ejemplo. Sabemos que entre la temperatura basal y la consistencia de los fluidos del cuello uterino puede hacerse un paralelismo, así como con el calendario de los ciclos menstruales al identificar las etapas fértiles más probables, de modo que la utilización de cada método anticonceptivo de los descritos puede complementarse para crear uno mucho más fiable, aunque con las limitaciones propias de cada uno de ellos.

Es el que más formación requiere, porque hay que controlar bien cada uno de los métodos que vayan a combinarse, pero una usuaria perfecta con el ciclo regular y la formación adecuada podría esperar un índice de Pearl de 0,3%.

Método de la lactancia.

Hay una hormona, que se llama prolactina, que es una abusona. Mientras está por el barrio, la prolactina, con su sola presencia, hace que las hormonas LH y FSH no salgan de casa (no se segreguen). Estas dos últimas son las que regulan la ovulación y el ciclo menstrual, así que mientras esté la prolactina presente, que se segrega durante la lactancia posterior al parto, no habrá ni ovulación ni regla. Esta circunstancia puede usarse para mantener relaciones sexuales evitando otro embarazo.

La eficacia de este método es alta siempre que se mantenga una lactancia exclusivamente natural, los intervalos entre amamantamientos no superen las tres horas como mucho (a fin de mantener la producción de prolactina estable), no hayan pasado seis meses o más desde el parto y, evidentemente, que no haya rastro de menstruación.

Resumiendo un poco el tema, los métodos naturales son relativamente poco fiables porque dependen de factores externos al mismo método. Aunque usuarias perfectas puedan obtener unos índices muy fiables de seguridad, requieren disciplina, responsabilidad y cierto sacrificio, en caso de que no mantener relaciones sexuales de carácter estrictamente coital sea complicado para sus usuarios. Lo mejor es que no hay que usar ningún elemento que pueda interferir con la relación, ni provocar cambios en los niveles hormonales que intercedan en el deseo o la excitación. Lo peor, a parte de los periodos de abstinencia, su poca eficacia. Al final, es la mejor opción para parejas con fuertes convicciones religiosas que impidan el uso de otros anticonceptivos.

Y se acabó.

¡Hasta pronto!