Derechos sexuales

Los derechos sexuales son una serie de 16 artículos cuyo objetivo es dotar a la población mundial de la seguridad necesaria para vivir su sexualidad de una manera saludable, digna y protegida. Estos derechos se basan en la declaración de derechos humanos, que contiene 30 artículos cortos fáciles de leer y que tenéis disponible aquí.

La declaración de los derechos sexuales la llevó a cabo la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) y fue proclamada en 1997 aunque su última revisión y reafirmación data de 2014.

Si queréis leer la declaración (es muy corta) podéis entrar aquí. Para un resumen de la declaración por categorías probablemente más ameno y con acotaciones podéis seguir leyendo.

Las cosas fundamentales.

Todo el mundo, sin distinción, puede disfrutar de todos los derechos sexuales. Además, la vida, la seguridad y la libertad de las personas no pueden limitarse por cuestiones relacionadas con la sexualidad. Esto quiere decir que no se puede encarcelar a alguien por su orientación sexual, atacarlo por su identidad de género o matarlo por una conducta sexual que no atente contra la libertad de otras personas. Noticias violando esta clase de derecho llegan casi cada día desde cada rincón del mundo.

Así, todo el mundo tiene derecho a una vida libre de violencia y coerción que vengan motivadas por la sexualidad, y a vivir esa sexualidad en privado. Además se remarca la capacidad de cada persona de decidir libremente sobre asuntos relacionados con su propio cuerpo y su sexualidad bajo la información adecuada.

"Los derechos sexuales son derechos humanos"

Derecho a la salud y a la educación.

Se tiene derecho a desarrollar la salud sexual como componente de la salud general que es. Esto incluye la disponibilidad de servicios aceptables de asesoramiento y atención en salud sexual que ayuden a obtener el grado máximo alcanzable de salud sexual. O sea, se puede mejorar y aprender sobre la salud sexual y para ello tiene que haber unos medios aceptables.

Además, se tiene derecho a información y educación en salud sexual. Esta tiene que ser adecuada a cada rango de edad, basada en la evidencia científica y adaptada a las necesidades de quien se educa. Básicamente como la educación matemática, la educación física o la educación histórica (y cualquier otra educación, esa es la cuestión).

Decidir.

Incide en el derecho de las personas a unirse en lazos de distinto tipo, ya sea matrimonio, emparejamiento u otros, con consentimiento, equidad y libertad. Se tiene derecho a elegir con quién y de qué manera se relaciona uno y a finalizar esa relación de manera equitativa. Se puede decidir si tener hijos o no y, en caso de tenerlos, cuántos y con qué espaciamiento temporal. Para ello se debe disponer de toda la información y asistencia necesaria en temas como embarazo, anticoncepción, interrupción del embarazo y adopción.

Libertad de pensamiento, asociación y vida pública.

Cada uno tiene el derecho a pensar, opinar y expresar sus ideas sobre sexualidad siempre con el respeto al derecho de los demás. Así, se cubre el derecho a reunirse y a crear asociaciones para protestar y defender sus ideas sobre sexualidad, sean de la ideología que sean.

Además una persona tiene derecho a participar en la vida pública y política de una sociedad sin importar sus condicionantes sexuales y a la justicia cuando sus derechos sexuales hayan sido maltratados.

Todo bastante de cajón ¿no?

La foto procede de la web de International Planned Parenthood Federation (IPPF).

¡Hasta pronto!