El dilema del condón

Hay una cosa que se llama “el dilema del condón” que apareció en un artículo de los años 70 bajo el título: “un algoritmo previene la propagación de algunas enfermedades a coste mínimo”. En ese artículo se propone un dilema que tiene que ver con el uso del condón. Es el siguiente.

Un hombre tiene la intención de mantener relaciones coitales con tres mujeres distintas, una detrás de la otra, pero solo dispone de dos preservativos. ¿De qué manera puede proceder para lograr su objetivo sin exponerse a sí mismo ni a ninguna de las mujeres a enfermedades o embarazo?

Solución matemática.

El hombre se coloca los dos condones (condón 1 primero y condón 2 por encima del anterior) y mantiene relaciones con la primera mujer. Al terminar, se quita el condón 2, se deja el 1 puesto y mantiene relaciones con la segunda mujer. Al terminar esta segunda relación, le da la vuelta al condón 2, lo coloca de nuevo encima del 1 y mantiene relaciones con la tercera mujer.

Es una solución matemática válida porque, aparentemente, en ningún momento se intercambian fluidos entre ninguno de los cuatro. El hombre siempre esta en contacto con el interior del condón 1, mientras que las tres mujeres mantienen contacto con el exterior del condón 2, el exterior del condón 1 y el interior del condón 2, en ese orden. Esto, claro, no vale en la vida real.

Usar dos condones a la vez.

Usar dos condones a la vez es un error garrafal disfrazado de seguridad. A veces se escucha (yo lo escuché en el colegio) que si se usan dos condones garantizas seguridad en caso de que alguno de los dos se rompa, como si se multiplicase por dos la defensa contra embarazos o enfermedades. De hecho, sin educación sexual, parece lógico pensar así. Pero la realidad es que el uso simultáneo de dos preservativos aumenta la posibilidad de que alguno de los dos, o ambos, se rompan. La fricción que produce un coito entre dos condones superpuestos los hace más susceptibles a las rasgaduras.

Usar un condón más de una vez.

Nunca debe usarse un condón más de una vez. Los condones son manufacturados como productos de un solo uso, y la utilización correcta del mismo implica una colocación adecuada, que es imposible una vez está desenrollado. Tiene que ser aséptico, no debería usarse si está sucio o si ha pasado un tiempo fuera de su envoltorio. Además,  reutilizar un condón puede facilitar la creación de pequeñas burbujas de aire que durante el acto aumentan la probabilidad de que se rompa. Pues eso.

Darle la vuelta a un condón.

Es difícil colocarse un condón recién sacado del envoltorio al revés. Si se intenta, se verá que no desciende hasta la base del pene con la misma facilidad que si se pone correctamente. Dicho esto, los condones, sobre todo los modernos, están diseñados específicamente para ser colocados de la manera debida. Dependiendo del condón, darle la vuelta puede resultar molesto en la relación, dar la sensación de que no está puesto como debería o hacerlo más fácil de resbalar. Darle la vuelta solo sirve para echar por tierra todos lo avances que ha habido en los últimos años en materia de ergonomía y diseño inteligente de los condones. Darle la vuelta no es más que hacer difícil lo que es fácil, y peligroso.

Efectividad real del condón.

El condón es muy efectivo, como la mayoría de métodos anticonceptivos reales, si se usa correctamente. Su plus, además, es que ofrece protección contra las enfermedades de transmisión sexual. Hasta que se invente el anticonceptivo-profiláctico perfecto, es la mejor opción para defenderse de esas dos amenazas, aunque siempre hay partes malas. Por ejemplo, no es completamente efectivo contra enfermedades cuyo contagio puede producirse por contacto piel a piel. Durante la relación, puede haber partes con virus (VPH) o bacterias (sífilis), como los pubis, que estén en contacto durante mucho tiempo, dando a esas enfermedades la posibilidad de adquirir nuevo inquilino.

Algo curioso es la futura entrada en el mercado del condón origami, que parece más fácil de colocar, más estimulante y resistente y también dispone de versión femenina. Veremos.

Podéis leer más sobre esto aquí.

                      

¡Hasta pronto!